jueves, 14 de diciembre de 2006

Introducción

Voy a la deriva de lo que dicta el viento intentando manipular las velas, a veces funciona y otras tantas no. Junto a ese fluir, ser un espectador no es ver pasar las cosas delante de uno sin hacer absolutamente nada. Un espectador reconoce y construye para luego operar. Un espectador forma parte y participa activamente, lo quiera o no. Y en ese ser, en esa inevitable intersección opera un efecto, y ese efecto esconde una causa. Misterio de rumbo, constelaciones de nada, de dudas, de nortes mutantes y esquivos. Una sed original y un desengaño construido… El tiempo se va y ya es hora.
Intro-spección

En un lienzo estallado con miles de millones de estrellas y de astros como granos de arena en una infinita playa hay un grupo conformando un espiral de intensa luminosidad. En ese espiral hay muchos sistemas y en esos sistemas muchos planetas girando alrededor de una estrella. En uno de ellos hay un sol y la tercer cosa que ese sol cobija es un astro de profundos océanos. En ese astro hay miles de millones de personas y lugares y flora y fauna y relieves y climas y ecosistemas y miles de millones de años de historia bajo el sol y la luna. En esa milenaria historia hay una especie que evolucionó hasta prevalecer sobre las demás agrupándose en países y ciudades. En una de ellas hay un río. Y muy cerca del río hay un mirador. Y junto al mirador estoy yo. Y en mí, la introspección. Y en la introspección, la ignorancia.
Alguna vez uno se da cuenta de la ignorancia. Es en ese instante en que todo el paquete de lo que se es y lo que se sabe comienza a fisurarse derramando desesperación, o por lo menos, alguna que otra gota de desconcierto existencial. Pero no se trata de descubrir la ignorancia por primera vez, sino de tomar contacto con ella en otra faceta distinta a la cotidiana, al tipo de ignorancia que acompaña a todos los actos. Se trata de palpar en un preciso momento revelador la inconsistencia de lo que vulgarmente se denomina verdad y que tiene la capacidad de mover al mundo de aquí para allá. O sea, el cuestionamiento del propio conocimiento, y lo que es peor, de la propia capacidad de tal.
Por momentos se impone el vicio de entender hasta caer en la cuenta de que todo gira en torno a una construcción: dialéctica, cultural, empírica, espiritual, nosotros mismos nos autoconstruímos y desde esa cápsula salimos al mundo para edificarlo, para aprehenderlo y confiar en que todo es sólido y sustentable.
Hay un misterio milenario, una antagónica relación simbiótica que intenta, conspira, ordena el rumbo, el ritmo y el caos: casualidad o causalidad. El destino como telón de fondo y la intriga del tipo "causa y efecto" conspirando nuestros pasos.
No hay misterio más profundo que eso. Los encadenamientos infinitos que a través del tiempo nos ubican en uno o en otro lugar. Me pregunto cómo se conforma semejante imposición. Pensar en casualidades es pensar en algo infinitamente frágil. Tan frágil como una gota de rocío tambaleándose en una hoja de verde incertidumbre. Delicado y exquisitamente caprichoso como el llanto de un bebé. La vida misma como una casualidad, algo dado porque sí, algo que es y está y punto. Demasiado involuntarismo. Existe realmente una cadena de hechos que determinan cualquier situación actual, una enciclopedia ilustrada atemporal porque milenarias acciones van retratando las situaciones, completándolas en un impreciso cuadro sin marco. Se trata de buscar la unidad mínima, las unidades conformantes: los átomos del destino. Diversos átomos que copulan entre sí y explican el aquí y el ahora.
Y pensarlo un poco, hundirme de fondo en esa incertidumbre me lleva a comprender que la red de átomos es infinita y abarca a todo el mundo. Una especie de árbol genealógico, cada vez que se retrocede se expande más y más. La unidad es inevitable, se aparece casi matemáticamente. ¿Cuántas personas que no conozco y nunca conoceré influyeron directa o indirectamente en mi vida? Pendemos de un hilo, oscilamos en el viento atados al ritmo de la unidad. Intento manipular las velas, a veces funciona y otras tantas no. Será que no somos solos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien, dale para adelante, que suena bien y la gente se va a ir acercando.

Unknown dijo...

Como padre no puedo ser demasiado imparcial pero segui asi y no aflojes , siempre voy a estar alentandote .